miércoles, 29 de noviembre de 2023

NADA


Nada
te detiene,
nada en ese crepitar oscuro,
en esa sinfonía de sombras
impermeables
donde crecen tu miedo
y tu agonía,
donde nacen de sal
las oraciones
que eleva tu voz
mística y leve.
Son trémulas plegarias
erigidas a un cielo
tan sordo como mudo,
son preguntas
que se quedan en penumbra.

La razón de por qué respiras
o te mueves,
no la busques
en el núcleo de las letras,
ni la encuentres
en la voz enamorada.

Ya nada, nada te detiene,
nada impedirá
ese derrumbe
que te lleva de la luz
a las tinieblas,
que en cascada tumultuosa
te declina
menguando la albura de tus días,
pues caminas desgajado de tu alma,
henchido de vacíos,
hambriento de esperanzas.

(Mayte Llera, Dalianegra)

Pintura: “Decalcomanía” (1966),  René Magritte. Colección de Noémi Perelman Mattis y Daniel C. Mattis
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Música: Empire, Kasabian

viernes, 24 de noviembre de 2023

ALGUNAS NOCHES

Algunas noches
despierto bruscamente
de mi sueño
y una tristeza azul
se acuartela en mis esquinas,
impávida,
fría, desnuda,
con un borde acerado
que me hace sentir en medio de la nada.

Una tristeza que es toda una herrumbre,
una incursión en la levedad del cero,
en el silencio oscuro
matizado por la luz
—tenue y líquida—
de una lluvia que me va erosionando.

Algunas noches
son cascarones vacíos,
cicatrices escarificadas en sus pieles
negras y espesas.
Entonces, la vida me pasa ante los ojos
como si fueran pupilas moribundas
que me traen otras vidas
de las que solo quedan fotografías,
alguna que otra letra
en una carta ajada
y los secretos que morirán conmigo.

(Mayte Llera, Dalianegra)
 
Pintura: “Estoy medio enferma de sombras, dijo la Dama de Shalott” (1913), Sidney Harold Meteyard

Música: "La raíz", Valeria Castro



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martes, 21 de noviembre de 2023

AMOR

Amor.
Esa palabra dormía
entre las paredes de mi corazón
como duerme el fruto 
en el cáliz de la flor.

Una mañana abrí los párpados
y pude dibujar sus sílabas 
en el horizonte.

Me pareció conocerla
desde mucho tiempo atrás,
me pareció que no me era ajena ni extraña,
me pareció que se pronunciaba
permitiendo que entrase una bocanada de aire
y consintiendo que saliese el mismo aire 
—vibrante y caliente—
a través del anillo de mis labios.

Me atreví a intentar articularla
con la voz madura del azúcar:
vocalizándola pausadamente, deteniéndome 
en su inicio y en su culmen,
acariciando la liviandad de sus alas.
Después lloré.

(Mayte Llera, Dalianegra)

Pintura: "Crisálidas", Ricardo Celma

Música: "Le Temps de l'Amour", Françoise Hardy


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lunes, 13 de noviembre de 2023

LETRAS BLANCAS SOBRE FONDO NEGRO


Las emes de Martin y de Malcom
quisieron ser gomas de borrar
y atacaron a otra eme, la de miedo,
que se había escrito
tras la ese de secuestro,
melliza inseparable
de la de siglos.

La eme de Martin optó por desangrarse
antes que derramar eses de sangre ajena,
mientras que la eme de Malcom
derramó eses de sangre ajena y propia,
en un fuego cruzado de emes de muertes.

La be de barco había partido 
varias centurias atrás,
y había hecho buenas migas 
con la o de océano 
y la te de travesía.
La be de barco brindaba con ron antillano
después de la hora del té,
sus ojos de buey 
habían visto pasar, entre las olas,
la ruda e de los españoles
y la tosca pe de los portugueses,
por eso se embelesaban
ante el conspicuo lustre de la i inglesa.

A la be de barco le importaba poco
la ce de confort para con otra ce, 
la de cargamento.
Alineados como bultos, 
piernas, brazos y cabezas, sólo eran eso. 

La a de aire fresco,
aun cuando era un potro indómito
en la cubierta, 
en las bodegas era un tesoro 
pirata enterrado sin mapa,
no llegando 
a los pulmones de los encadenados, 
que recibían en su lugar el fétido soplo
de la e de enfermedad.

Nada mejor que soltar la ele de lastre
para acelerar la velocidad, ¡los tiburones 
están hambrientos!

Y pasamos otra vez por la pe,
ahora de puerto, y por la eme,
esta vez de mercado, 
retornando, indefectiblemente, a la pe de puja.

¡Qué buena compra han hecho algunos!
Uno con hache, de hercúleo,
con la carne de bronce pulido
estallando la piel,
y otra, de nuevo con la be,
en esta ocasión de belleza,
para satisfacer los instintos 
más bajos de la clase más alta,
y si defrauda: ele de látigo
y a recoger a de algodón.

Si no pueden soportarlo
no se les ocurra la efe de fuga,
pues hay ces de cepos, pes de perros 
y haches de horcas;
no se les ocurra esa efe,
pues no existe la i de adónde ir,
ni la jota de justicia.

Tampoco esperen que la te de tiempo
les ayude gran cosa, 
porque esa te es perpetua aliada 
de la pe de poder.

Les costará hacer oír sus voces,
les costará que les dejen 
siquiera acercarse a una urna,
y cuando por fin lo hayan logrado,
llenarán sus vidas 
con la uve de vacuidad
y atestarán los míseros barrios 
que habitan con otras uves, 
las de vicios proscritos que les conducirán 
hacia las ces de las cárceles.

Esto está escrito 
con letras blancas sobre fondo negro,
con letras en negativo.

(Mayte Llera, Dalianegra)

Pintura: "Andrea con pañuelo azul", Scott Burdick

Música: "Ain't got no, I got life", Nina Simone


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viernes, 10 de noviembre de 2023

UN BESO


Hoy te envío un beso, 
un beso con alas,
un beso volador,
un beso de algodón de azúcar
con sabor a feria zíngara.

Te lo envío envuelto 
en mis mañanas frías
y en mis tardes cálidas,
también en mis noches mágicas 
plateadas por la luna.

Mas no quiero 
que esté solo 
este beso de azúcar,
no quiero 
que impar se sienta;
así habré de enviarte
más besos 
que lo acompañen,
besos de nata y de fresas,
de miel 
y garrapiñadas,

besos que endulcen 
tu boca,
esa boca tan amada.

(Mayte Llera, Dalianegra)

Fotografía: “Le baiser de l'hôtel de ville” (El beso frente al Hôtel de Ville o Ayuntamiento de París), Robert Doisneau (1950)

Música: "Adio kerida", Yasmin Levy


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jueves, 9 de noviembre de 2023

LA VIDA TE ENSEÑA


Tras el túnel oscuro
se abren las hojas de una puerta
de luz.
Cegada, prorrumpes
en llanto y una burbuja de aire
te saluda.

Has llegado, al fin has llegado
(lo quieras o no, lo quieran o no),
vacilante, confundida, tibia;
mas no pienses que estás ante la meta.

Después
correrás embriagada de sueños,
persiguiendo lo que todos
te dirán que debes tener y creerás
en lo que todos te dirán que debes creer.

Pero la vida
te enseña.

Te enseña que las hadas solo existen
en los cuentos;
que las estrellas
no se mantienen suspendidas
 —ingrávidas—
en el velo de la noche
por deseo de ningún poderoso nigromante;

que te sobrarán los dedos
de una mano para contar
con ellos a los amigos sinceros;
que el llanto suele imponerse a la risa,
por mucho que esta se empeñe
en ejercitar la mandíbula,
y que el miedo siempre clava
su aguijón,
emponzoñado por una causa o por otra.

La vida
te enseña.

Te enseña
a no confiar en la promisión de falsos
profetas, a sospechar de quienes
te llamen “princesa”
sin tener intención de entronizarte,
a no creerte el ombligo
del mundo
y a no mirarte tanto el ombligo.

La vida
te enseña.

 A veces te enseña
golpeándote fuerte
y derribándote, para que te levantes
y aprendas a mantener el equilibrio.

La vida
te enseña
que cuando recibas como obsequio
un ramito de violetas, aprecies
la lozanía de esos pétalos
de místico colorido
y fragancia delicada,
sin olvidar que más temprano
que tarde, se desprenderán
marchitos.

(Mayte Llera, Dalianegra)

Pintura: "La tumba de las violetas",  James Dromgole Linton

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Música: "One headlight", The Wallflowers

martes, 7 de noviembre de 2023

MÍA

La luz cobriza de la tarde
tensaba un arco de manos y distancias
en la atmósfera.

Todos los besos
sabían al vacío vibrante de mi boca,
todas las rosas
florecían entre mis muslos,
todos sus pétalos
surgían de las sinuosas curvas
de mis labios
y contenían un rubí rutilante,
una gema escarlata.

Aquella luz vespertina se fue,
los besos se imaginaron
durante el reposo nocturno.

Las estrellas mutaron sus hábitos
y se encerraron en mi aliento;
sentía sus brillos plateados,
sentía sus chisporroteos
entre mis dientes,
sentía sus afinadas voces
de clarinete, sus lenguaraces diálogos.

Entonces fui mía quizá por primera vez
—mía y solo mía—,
como si fuera de mí nada existiera.

(Mayte Llera, Dalianegra)

Dibujo a la sanguina de Andrew Lattimore 

Música: "Never tear us apart", INXS 

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