Ausente y desdeñosa, de espaldas a la vida,
de frente ante la muerte,
así vivo.
Con los pies heridos por el filo cortante
de un lindero que extingue corduras
y enlaza sinrazones,
envuelta en furiosas llamaradas,
en deflagraciones que rasgan los aromas persistentes
y devuelven al océano las aguas
que en otros días
bebieron con deleite los helechos.
Vivo en ti por las noches,
cuando la luna enciende los festines de lobos,
y los árboles derraman
el caudal taimado de sus sombras
sobre mi carne deseosa y ardiente.
Vivo, también, confinada
en las lucernas de tus ojos verdes
y en el eco vibrante de tu voz
pronunciando mi nombre
en crisoles de azúcar, mientras destierras
la soledad de mi piel
manando borbotones de espuma.
(Mayte Dalianegra)
Pintura de Christian Gaillard