martes, 24 de febrero de 2015

FE


La fe canta con voz
de poeta,
como Homero lo hiciera.

Con canto de sirena
narra bellas leyendas,
esplendiendo la magia
de su estela de humo.

Canta con voz de trueno
y con voz de jilguero.

Canta para que atentos la escuchemos,
y sigamos sus pasos sin salirnos
del borde de sus huellas.

Canta para que hilemos su vellón
con nuestra propia rueca
y, como si el durmiente Homero fuésemos,
la miremos con ojos también ciegos.

(Mayte Dalianegra)

Pintura: “Fe, Esperanza y Caridad”, Carmen Giraldez

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miércoles, 18 de febrero de 2015

CUÁNDO


¿Cuándo dejó la imagen
 la modestia del semillero
para germinar en la rueda,
para cobrar el movimiento de lo vivo?

¿Cuándo nació, 
en qué momento
llegó su luz irisada,
preñada de índigos y magentas,
rubia de trigos?
Luz que se hizo día
en la ventana del labio,
noche, cuando la boca 
selló su puerta.

¿Cuándo vino a nosotros
—pobres seres de barro—,
cuándo nos hizo?

¿Cuándo llegó la palabra
para hermanarnos con lo divino?

(Mayte Llera, Dalianegra)

Pintura: "Adán y Eva" (1932), Rosario de Velasco

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domingo, 15 de febrero de 2015

EL GRAN HUNAPÚ (Volcán de Agua, Guatemala)

“…¿Quién se explica los volcanes sin brazos?
¡Raza de tempestad envuelta en plumas
de Quetzal, rojas, verdes, amarillas!
¡Quetzalumán, la serpiente coral
tiñe de miel de guerra el Sequijel
el desangrarse el Árbol del Augurio,
en el augurio de la sangre en lluvia,
a la altura de los cerros quetzales
y frente al Gavilán de Extremadura!...”

(“Tecún-Umán”, Miguel Ángel Asturias)


No fue la espada vengadora
de un arcángel extranjero
la que lavó el pecado
con fuego.

El volcán
era la copa de una ceiba
frondosa
que hendía el Xibalbá
con sus raíces.

El volcán
liberó el vuelo
de los quetzales,
de plumas tan brillantes como el metal
de los morriones
que escudaban las testas
de los gavilanes,
de plumas tan verdes como el jade
de los pectorales
que engalanaban los torsos
de los caudillos mayas.

El volcán
fue la copa de lágrimas
que lavó el pecado
de la ciudad enlutada,
con las manos de maíz
de los Señores Cuchumaquic y Xiquiripat.

El volcán,
retorciendo su garganta,
vengó con su mar de barro
la sangre antigua.

Los colibríes,
uncidos al yugo
como ganado —domesticados—,
con sus picos
desnudos, propiciaron la sajadura
de sus propias arterias.

El volcán
enmudeció pues como enmudecen
los muertos,
con una última lágrima
anidada en el frío.


(Mayte Llera, Dalianegra)

Pintura: "El cáliz del Titán" (1833), Thomas Cole. Metropolitan Museum, New York
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sábado, 7 de febrero de 2015

CELEBRACIONES

No celebro mi cumpleaños
porque todos los días cumplo un año más
y no es cuestión de soplar velitas a diario;
ni celebro el día de la mujer trabajadora
porque todos los días —incluso los festivos—
he de trabajar, aunque sea oficiando
de Cenicienta en mi “hogar dulce hogar”.

Tampoco celebro
el día del hambre en el mundo,
pues quien no come ese día,
suele sentir el mismo hueco en el estómago
el resto del tiempo.

Las celebraciones
son como las mancuernas
que vigorizan los bíceps:
ejercitan nuestra memoria
para que demostremos el noble civismo
adquirido durante
esa edad en la que el aire huele a arco iris
y a caramelos de menta,
y depositemos algo de calderilla
en la hucha del postulante que nos aborde
en cualquier acera;
ejercitan nuestra memoria
para que recalemos
en unos grandes almacenes
en busca de un regalo
primorosamente empaquetado,
o para que elaboremos un pastel al uso.

Y mejor
que no nos rebelemos contra la gravedad,
que no intentemos exhibir
el plumaje de águila
en majestuoso planeo,
y las tengamos en cuenta, porque si no,
serán la balanza con que se pesen
nuestros apegos.

(Mayte Llera, Dalianegra)

Pintura: “Julaftonen” (1904), Carl Larsson, Nationalmuseum, Stockholm

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martes, 3 de febrero de 2015

INCREDULIDAD

Cuando se lo dijeron,
su laringe no pudo emitir ningún sonido.
Los azulejos blancos de la sala
reflejaron su rostro pálido, desencajado.

No podía creer
que la muerte ya le hubiese nacido.

(Mayte Dalianegra)

Pintura:"Mujer durmiendo", Felix Vallotton

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