A una ROSA de Getxo por su 67 cumpleaños
Cuando somos
tiernos infantes,
la sonrisa es el surtidor
de una fuente inagotable de alegrías.
Luego llega
la edad de las maravillas:
el cuerpo es la diana depositaria
de los dardos del deseo.
Más tarde
aparecen las ojeras,
las arrugas, las canas
y cualquier otro contingente
que afecte a nuestra autoestima.
El tiempo
es el gran ladrón
que nos roba la belleza
y la alegría,
que nos roba lo que somos,
y al que nunca podremos meter en cintura.
El tiempo
es el verdugo
que nos ejecuta día a día.
(Mayte Llera, Dalianegra)
Pintura: "Las tres edades de la mujer" (Die drei lebensalter), Gustav Klimt (1905), Galleria Nazionale d'Arte Moderna, Roma