Este museo (abre de 9 a 17 h. en verano y de 9,30 a 16,30 en invierno, cierra los lunes y la entrada es de pago), célebre por poseer la mayor y mejor colección de mosaicos romanos de época imperial del mundo, dista cuatro Km. del centro de la ciudad, ya que se encuentra en el barrio de “Le Bardeau”, por lo tanto, es conveniente desplazarse en coche de alquiler o mejor aún en un taxi, si bien se puede tomar el metro, pero es harto complicado acceder a la boca del mismo, puesto que no se ubica en una calle céntrica.
El museo ocupa parte de las estancias del Palacio del Bardo (Palais du le Bardeau) y en el resto se ha instalado la Asamblea Nacional. La que fuera residencia de verano de los beys mouraditas, y después sede de la corte del fundador de la dinastía husseinita, Hussain Ibn Alí (s. XIX), fue remodelado por M'Hamed Bey entre 1855 y 1859. En 1888, bajo el protectorado francés, se creó, por decreto beylical, el Museo Alaouí, que posteriormente derivaría en el actual Museo Nacional del Bardo con motivo de la independencia de Túnez en 1956 y sería dotado de las ricas colecciones prehistóricas, púnicas, griegas, romanas, cristianas, bizantinas y árabe-musulmanas, procedentes de todas las regiones tunecinas.
La antigua Provincia Romana de África Proconsular ha proporcionado un ingente número de mosaicos pavimentales, de temas figurativos, geométricos o una combinación de ambos, predominando los mosaicos polícromos, concebidos en esta zona, puesto que el mosaico romano anterior al africano, era únicamente bicolor.
El museo cuenta con 50 salas y galerías, muchas de ellas con las decoraciones originales del palacio beylical, con lo que se dota a las exposiciones de un entorno majestuoso. Se exhiben los mosaicos, esculturas y otros objetos, hallados en las excavaciones de las ruinas de Cartago, Thuburbo Majus, Duga, Bula Regia, Uthina, Utica, Thysdrus, (El Jem), Sfax, Mahdia…El orden no es precisamente una virtud típicamente oriental, así que las salas no siguen cronología alguna, la mayoría de los mosaicos y objetos expuestos se agrupan por el yacimiento arqueológico del que proceden y otros se encuentran entremezclados.
En la planta baja, cerca de la entrada, se pueden contemplar sarcófagos y otros objetos funerarios romanos de época imperial. Después se puede acceder a la Sala de Antigüedades Musulmanas, ascendiendo unos pocos escalones que conducen a una enorme puerta claveteada y a un zaguán que se abre tras ella. Prosiguiendo, se verán parte de las dependencias privadas de los beys, con sus habitaciones arregladas con mobiliario de época, su patio de hermosas columnas de mármol y estucos y hasta una pequeña cocina para preparar el té, así como también se muestran cerámicas antiguas en las consabidas vitrinas. Si se retrocede sobre lo andado y se vuelve hasta el portalón árabe, se puede continuar en la planta inferior a lo largo de una serie de salas que contienen antigüedades púnicas halladas en Cartago: figurillas, cerámica, estelas del Tofet o necrópolis infantil (donde las teorías se dividen, llegando incluso al sensacionalismo de los sacrificios infanticidas, para explicar esas cremaciones), bajorrelieves de la diosa Tanit y una estatua de terracota la deidad suprema, Baal Hamón. Después se llega a otras salas de mayor tamaño donde aparecen mosaicos paleocristianos del s. VI y un baptisterio de este periodo, hallado en la Isla de Jerba. Más allá comienza la colección de mosaicos romanos que se extenderá sobre todo, por las plantas superiores.
Ascendiendo por una doble escalinata, de la que cuelgan paños de mosaicos funerarios paleocristianos, se accede a la segunda planta, donde suelos y paredes acogen multicolores mosaicos romanos de los yacimientos arqueológicos varios: de Thuburbo Majus, Duga…
Y llegados a la Sala de Cartago, situada en el antiguo patio del palacio (actualmente cubierto), nos encontramos con estatuaria de la Cartago romana, dos descomunales mosaicos pavimentales de la Casa de Icarios de Oudna, uno de ellos representa a Dioniso entregando una vid a Icarios, rey del Ática, (de éste han dejado una réplica exacta en las ruinas de la casa) y el otro muestra escenas de la vida rural. En el centro del inmenso patio, han colocado el Altar o Ara de la Gens Augusta, un altar sacrificial que rememoraba la ascendencia y genealogía divina del emperador Augusto.
Y llegados a la Sala de Cartago, situada en el antiguo patio del palacio (actualmente cubierto), nos encontramos con estatuaria de la Cartago romana, dos descomunales mosaicos pavimentales de la Casa de Icarios de Oudna, uno de ellos representa a Dioniso entregando una vid a Icarios, rey del Ática, (de éste han dejado una réplica exacta en las ruinas de la casa) y el otro muestra escenas de la vida rural. En el centro del inmenso patio, han colocado el Altar o Ara de la Gens Augusta, un altar sacrificial que rememoraba la ascendencia y genealogía divina del emperador Augusto.
En la Sala de Susa, dedicada a la antigua ciudad de Hadrumetum, la mayor parte de lo expuesto adquiere proporciones ciclópeas, comenzando por la cabeza y los pies de una estatua de Júpiter encontrados en el capitolio de Thuburbo Majus. También es gigantesco el mosaico del Triunfo de Neptuno, que cubre el suelo y fue hallado en Hadrumetum, Susa. Pero la obra maestra de la sala es el mosaico denominado del Señor Julius, procedente de Cartago y que ilustra, a modo de cómic, la vida de un terrateniente en una villa rural.
La Sala de Duga contiene una maqueta de esta importantísima ciudad romana y varios mosaicos encontrados en ella, el más importante es el de los Tres Cíclopes, que da nombre a las termas donde fue hallado. En esta sala se puede admirar el mosaico más bello de todo el museo: Neptuno y las Cuatro Estaciones, realizado con una finura sin parangón, que procede de La Chebba. En la sala se abren dos hermosos miradores de madera pintada de azul turquesa, desde los cuales se puede contemplar la calle y la Mezquita del Bardo que se sitúa enfrente.La Sala del Jem, se dedica a la ciudad de Thysdrus, la que hizo levantar el ambicioso anfiteatro que fue el tercero en dimensiones del mundo romano y que se mantiene en relativo buen estado. En esta sala hay mosaicos de bodegones y naturalezas muertas, uno de una montería y cubriendo el solado, El triunfo de Baco, con el dios montado en un carro tirado por dos tigresas y precedido por el semidiós Pan.
La sala de música del palacio beylical, con sus dos palcos, acoge la Sala de Althiburos, en cuyo pavimento se muestra un mosaico denominado Catálogo de Barcos, pues en él son visibles veintiocho barcos con sus nombres en griego o en latín. Asimismo, destaca en esta sala el Mosaico del Banquete, procedente de la Casa de las Estaciones de Dougga, que testimonia la vida de la casta patricia de la Cartago romana.
En la Sala de Uthina u Oudna, acomodada en el antiguo comedor de palacio, cuelga Orfeo Encantando a los Animales, hallado en la Casa de los Laberii, del s. II d. n. e. No obstante, el mosaico más célebre de todo el museo, se halla en una preciosa sala octogonal coronada por una cúpula con atauriques de estuco, que formaba parte de las habitaciones privadas del bey. Es la Sala de Virgilio, así llamada porque este mosaico que nos ocupa, representa al gran poeta romano Virgilio sosteniendo un rollo de papiro sobre el que se lee el octavo verso de La Eneida y flanqueado por las musas Clío y Melpómene. El mosaico se encuentra totalmente intacto y es el único retrato conocido del poeta, por lo que se le ha rebautizado como "La Gioconda Tunecina". Fue encontrado en las ruinas de Hadrumetum, en la actual Susa y data del s. III.
Siguiendo el recorrido, en la Sala de los Bronces, numerosas estatuillas de este metal, representando a Eros, Dionisos y otras deidades, se exhiben, coquetas, tras de las diáfanas lunas de grandes vitrinas. Las Salas de las Excavaciones Submarinas de Mahdia, exponen los objetos encontrados en un pecio griego hundido a cinco Km. de la costa de Mahdia. Capiteles y esculturas presentan partes carcomidas y erosionadas por la acción del mar y el salitre y otras intactas, salvadas por la arena al haber quedado enterradas en el lecho marino.
En esta zona hay varias salas que exhiben mosaicos con temas relativos al mar y a sus mitológicos moradores: Neptuno y Anfitrite, Océano, Nereidas, caballitos y monstruos marinos, delfines…
Una imponente tumba romana de yeso y estuco preside, en el centro, la Sala del Mausoleo. Se rodea de mosaicos geométricos en el suelo y de otros en las paredes, entre los que sobresale uno con medallones de animales, inspirado en los juegos circenses y que proviene de Thuburbo Majus.
La Sala de Ulises, así llamada por el Mosaico de Ulises, que representa al héroe griego atado al mástil de un navío para no sucumbir a los cantos de las sirenas. Éstas son representadas según la mitología romana: mitad hombres, mitad aves de rapiña. Otros dos mosaicos de importancia que se ubican en esta sala son El Triunfo de Neptuno y Anfitrite y La Coronación de Venus. En las salas contiguas, hay otro mosaico similar a este último: Venus Coronada por Dos Centauros.Ascendiendo a la segunda planta del museo, se pueden avistar los mosaicos pavimentales de la Sala de Cartago, con una perspectiva de pájaro y diversos puntos de vista, ya que dicha sala, el antiguo patio del palacio, es circundada enteramente por un corredor. La Sala de las Escenas de Caza, contiene mosaicos relativos a este tema, como Teseo Matando al Minotauro, motivo que se inscribe dentro de un dibujo geométrico y que simboliza el Laberinto de Cnosos. También hay mosaicos sobre combates de púgiles y de gladiadores, así como de un "bestiare", El gladiador Bellunaire matando a un león en el anfiteatro. En la Sala XXI, cuelgan mosaicos de tema variado, sobresaliendo dos sobre Diana Cazadora. Por último, en la Sala de Acholla, se exponen los maravillosos mosaicos de grandes dimensiones que cubrían el suelo del frigidarium de las Termas de Trajano de la portuaria ciudad de Acholla, situada a cuarenta Km. al norte de la actual Sfax. También acompañan a este lote, mosaicos pertenecientes a villas de esta localidad, incluyendo los de la villa de un senador romano.