lunes, 7 de abril de 2014

AQUELLAS OSCURAS GOLONDRINAS


El aleteo de abeja,
imperceptible como mano de crupier,
del diminuto colibrí;

el vuelo plácido de la alondra,
cuyo lirismo celestial
alabara Shelley;

el manso de la tórtola,
sempiterna enamorada del suelo
y de sus granos;

el planeo solemne del águila
de fiero ojo de tigre

o el vértigo de los picados del halcón y del azor,

solo eran la premonición aérea
del retorno de oscuras
golondrinas
 —de aquellas que aprendieron
nuestros nombres—
deseosas de anidar en mi balcón.

(Mayte Llera, Dalianegra)

Pintura: “Golondrinas” (2009), Marina Milá Figueras

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