Bajo el resplandor lunar, el mar brilla encendido
en pavesas de plata.
Sus aguas grisáceas
son una gran perla de nácar oscuro.
La noche lo abraza amorosa
con brisa salina.
Escucho esa noche,
escucho la lengua anfibia de las olas
lamiendo la arena negra de la playa, y un arrullo
intermitente, como de paloma enamorada.
Hubo un tiempo
en que imploré
un ancla en un puerto distante,
más allá del horizonte impreciso
que mis ojos podían columbrar.
Hubo un tiempo
en que no dudaba,
en que no temía,
en que me despeñaba dentro de cualquier pupila
donde crepitase un fuego.
Hubo un tiempo,
pero
el de hoy,
el de ahora,
el de ya siempre,
es seguir contemplando
esa calma en el sosiego de tus aguas.
(Mayte Llera, Dalianegra)
Pintura: “El Vesubio en Posillipo” (1788), Joseph Wright of Derby