Un do sostenido mayor
sostenía la tarde,
la noche,
el eco,
también el bullicio de gente
transitando por plazas
anónimas.
Un violín
quebró su arco
en la inmediatez del océano,
se licuaron bemoles,
quedaron
sólo brisa, acantilados, olas,
perlas.
Un violín
perdió su voz
como las flores pierden
sus pétalos,
quedaron
la penumbra ciega,
el olor a salitre
abrazando las nubes,
el do, el re, el mi, el fa,
el sol, el la y el si
navegando a la deriva.
(Mayte Llera, Dalianegra)
Pintura de Bernard Scholl