La Goulette (La Goleta), es un arrabal de la Ciudad de Túnez, situado a 10 Km. al sudoeste de la misma, a medio camino entre la metrópoli tumultosa y los barrios periféricos de alto standing de Carthage y Sidi Bou Said.
Bañada por las aguas a dos frentes: a un lado el Mar Mediterráneo, que se remansa en el Golfo de Túnez y al otro la Laguna del Behira (lago de Túnez), que significa “pequeño mar”. Esta cualidad doblemente acuática ha propiciado el destino marinero y popular de este entrañable antepuerto, que es el puerto de la Ciudad de Túnez, y que constituye el principal del país, si bien en la actualidad su función como puerto mercante se ha desviado al puerto de Radès y se le utiliza sólo como puerto pesquero, deportivo y turístico.
Quizás nos encontremos ante uno de los suburbios más auténticos de la capital tunecina, no en vano, su estética es una mixtura entre la de cualquier barriada obrera europea, heredera de un pasado colonial y una abigarrada localidad oriental. Las bulliciosas calles se bordean de infinidad de comercios coronados por rótulos de neón de todos los tamaños y colores imaginables, en constante y mutua pugna por atraerse la clientela local.
Quizás nos encontremos ante uno de los suburbios más auténticos de la capital tunecina, no en vano, su estética es una mixtura entre la de cualquier barriada obrera europea, heredera de un pasado colonial y una abigarrada localidad oriental. Las bulliciosas calles se bordean de infinidad de comercios coronados por rótulos de neón de todos los tamaños y colores imaginables, en constante y mutua pugna por atraerse la clientela local.
El nombre de “La Goleta” (“La Goulette” en francés), no deviene del de la embarcación homónima, sino que deriva del nombre árabe “Halk al-Wädï”, cuyo significado es “gola de río”, que no es otra cosa que un canal o ría, como la que discurre entre esta población, ubicada a orillas del Mediterráneo y el lago de Túnez, y que antaño servía para dar salida al mar al estaño tunecino.
De agitado pasado histórico, fue ocupada por los turcos, conquistada por los españoles de Carlos V y reconquistada nuevamente por los otomanos.
En el s. XVIII recibió inmigrantes procedentes de Malta y Sicilia, para, en el XIX, tras la firma de un tratado entre Túnez e Italia, admitir la entrada masiva de italianos, que convivían pacíficamente con la población autóctona musulmana y con una importante comunidad hebrea.
Esta tolerante convivencia de tres culturas y religiones, se reseña en la película de 1995 “Un verano en la Goulette”, del tunecino Férid Boughedir, donde también se refleja el exilio que hubieron de tomar los tunecinos de origen judío e italiano tras la resolución de incautación de bienes, ordenada en 1967, por el entonces presidente de Tunicia Habib Bourguiba, tras la “Guerra de los Seis Días” que enfrentó a árabes e israelíes. En este filme de culto también hace su aparición, como estrella invitada, la actriz Claudia Cardinale, nacida en este barrio en 1938.
Hoy en día La Goleta desborda encanto, sobre todo en época estival, cuando se puede disfrutar de su larga playa o de su vida nocturna, con restaurantes y tabernas que, a la luz de los farolillos, ofrecen el “complet poisson”, un plato de lubina fresquísima acompañada de tomates y patatas fritas.
En el s. XVIII recibió inmigrantes procedentes de Malta y Sicilia, para, en el XIX, tras la firma de un tratado entre Túnez e Italia, admitir la entrada masiva de italianos, que convivían pacíficamente con la población autóctona musulmana y con una importante comunidad hebrea.
Esta tolerante convivencia de tres culturas y religiones, se reseña en la película de 1995 “Un verano en la Goulette”, del tunecino Férid Boughedir, donde también se refleja el exilio que hubieron de tomar los tunecinos de origen judío e italiano tras la resolución de incautación de bienes, ordenada en 1967, por el entonces presidente de Tunicia Habib Bourguiba, tras la “Guerra de los Seis Días” que enfrentó a árabes e israelíes. En este filme de culto también hace su aparición, como estrella invitada, la actriz Claudia Cardinale, nacida en este barrio en 1938.
Hoy en día La Goleta desborda encanto, sobre todo en época estival, cuando se puede disfrutar de su larga playa o de su vida nocturna, con restaurantes y tabernas que, a la luz de los farolillos, ofrecen el “complet poisson”, un plato de lubina fresquísima acompañada de tomates y patatas fritas.