Hoy mi voz se engalana
con el moho del silencio,
de ese pesar oscuro que desgarra las entrañas.
Supe tarde, pero supe,
que la flauta que nacía en mi garganta
emitía la irritante salmodia de las sirenas.
Decidí entonces mutar por tristeza mi natural alegría,
orlar de crespones negros mi sonrisa
y gozar de la eterna compañía de la nada.
(Mayte Dalianegra)
Pintura: “Ulysses and the Sirens” (Ulises y las sirenas), 1910, Herbert Draper