Verde como las plumas de un quetzal de Guatemala,
como el jade que fertiliza las pirámides
de los mayas antiguos,
como el fulgor cegador de las esmeraldas del Serrallo
o la oriflama que ondea con la enseña del Islam.
Verde como un valle de mi Asturias,
malaquita lustrosa que escala las cordilleras
y declina en los arroyos.
Verde de mar y océano,
de absenta que las gargantas quema,
verde de botella y de manzana, de árbol y arbusto,
de trópicos y de Amazonia,
de praderas infinitas donde pastaron los siglos,
verde como la baranda a la que Lorca cantase,
verde como esperanza teñida de tinta glauca.
(Mayte Dalianegra)
Pintura: "Fiore di vita" (Flor de vida), 1902, Giovanni Battista Carpanetto (1863–1928). Colección privada, Galería Sant' Agostino, Turín