viernes, 24 de abril de 2015

UN PASEO BORDEADO POR LOS TILOS


Los ojos ven un amplio paseo,
bordeado por la fronda de unos tilos,
donde solo la punzante arista del alambre
tiene su casa.
Los pies lo surcan con la atávica
ceguera de los funámbulos,
y hay un abismo negro y sediento,
un abismo incorpóreo y recóndito
que se abre a los flancos
como una catacumba,
como una fosa común
que pacientemente aguarda
a todo cuanto respira,
y con cada paso,
y con cada pestañeo,
esa tumba abisal abre su boca
mostrando el filo cortante
de sus mandíbulas,
y hay que driblar sus envites
sin siquiera percibirlos.

Virajes vanos
con la no menos banal esperanza
de arañar algo de tiempo
y conservarlo como mugre bajo las uñas,
pues su saliva
ya sabe del sabor de la presa
y con sus quijadas
ya escarba la tierra, ya arregla el lecho.

(Mayte Dalianegra)

Pintura: "Un parque de la ciudad" (1887) William Merrit Chase

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