Hermoso amor
que un día depositaste tus besos
sobre las floridas adelfas
de mis jardines:
soy Babilonia,
toda puertas, toda palabras,
toda secretos.
Soy Babilonia
y ansío liberar el travertino
que un día depositaste tus besos
sobre las floridas adelfas
de mis jardines:
soy Babilonia,
toda puertas, toda palabras,
toda secretos.
Soy Babilonia
y ansío liberar el travertino
de sus huecos
—las negras oquedades
donde reptan, en espiral,
las sierpes hambrientas del tedio.
Soy Babilonia
y ansío liberar el tacto del mármol
—las negras oquedades
donde reptan, en espiral,
las sierpes hambrientas del tedio.
Soy Babilonia
y ansío liberar el tacto del mármol
de sus cerrojos
de hielo;
ansío esa victoria
sobre el gusto a roca inerte
y que se mute en dulce y cálida madera,
y que el filo de una llama la consuma,
de hielo;
ansío esa victoria
sobre el gusto a roca inerte
y que se mute en dulce y cálida madera,
y que el filo de una llama la consuma,
laminada ya en bucles de viruta,
y que renazca hecha dragón
y que regrese a mí como a su Ítaca.
y que renazca hecha dragón
y que regrese a mí como a su Ítaca.
(Mayte Llera, Dalianegra)
Pintura: "Dos muchachas con adelfas" (1890), Gustav Klimt, Wadsworth Atheneum, Hartford, Connecticut, Estados Unidos