Algunas noches
despierto bruscamente
de mi sueño
y una tristeza azul
se acuartela en mis esquinas,
impávida,
fría, desnuda,
con un borde acerado
que me hace sentir en medio de la nada.
Una tristeza que es toda una herrumbre,
una incursión en la levedad del cero,
en el silencio oscuro
matizado por la luz
—tenue y líquida—
de una lluvia que me va erosionando.
Algunas noches
son cascarones vacíos,
cicatrices escarificadas en sus pieles
negras y espesas.
Entonces, la vida me pasa ante los ojos
como si fueran pupilas moribundas
que me traen otras vidas
de las que sólo quedan fotografías,
alguna que otra letra
en una carta ajada
y los secretos que morirán conmigo.
(Mayte Dalianegra)
Pintura: “Estoy medio enferma de sombras, dijo la Dama de Shalott”
(1913), Sidney Harold Meteyard