viernes, 28 de octubre de 2011

HAY UN SALAR EN MI PECHO


Hay un salar en mi pecho, mar de amargura y de muerte,
que crece cuando mis ojos no te hallan en la albura
y mengua si oigo palabras 
escanciadas por tu lengua.

Hay una llaga en mi pecho doliente como la vida,
a la suerte abandonada del que al morir 
nada pierde,
porque en vivir nada tiene.

Sirve de nido a los pájaros que trinan en mi agonía,
gorjean y, en su salmodia, se eleva una plegaria
que ningún oído atiende.

(Mayte Llera, Dalianegra)

Pintura de Ángel Ramiro Sánchez

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