A mi amado marido Rafael
El peso de tu abrazo
me vuelve invertebrada
bajo la vela que arría el crepúsculo,
cuando los sueños
se arremolinan
y vierten su palpitante hélice
entre mis párpados.
Te aprietas contra mi espalda
y tu pecho es el postigo
que cierra mi pasado,
el aparcero que abona mi tierra
con los despojos de Orfeo
y recolecta la miel que el ruiseñor
lleva en el pico.
Ya en la mañana hueles a aire blanco
y en tu mirada
la clorofila halla su síntesis.
Tú me salvas
de la luz que es señuelo de celada.
(Mayte Llera, Dalianegra)
Pintura de Alberto Pancorbo