miércoles, 15 de agosto de 2012

EL VIOLÍN DE LA TARDE


Recuérdame
cuando blancas, negras y corcheas
expiren
bajo el arco de un violín
que gima con cada nota.

Hazlo también
cuando tus dedos se hundan
en el diáfano fluir
de un manantial
dispuesto a calmar la sed
de una tierra agostada
por falta de compasión,
cuando tus yemas dibujen ondas
quebrando el fresco espejo del agua,
y cuando tus ojos
se queden prendidos
en el terciopelo púrpura
de unos pétalos
que tremolen al viento
como banderas del país del verano,
como promesas de labios
que esperen reconfortarte con sus besos.

Recuérdame en la calma de la tarde,
con la brisa templándote las sienes,
y enjúgate las lágrimas,
ahógalas en la vergüenza
del desamparo,
o bébelas a sorbos pequeños,
muy pequeños,
menudos,
como mis pasos alejándose.

(Mayte Llera, Dalianegra)

Fotografía: "Le violon d'Ingres" ("El violín de Ingres"), 1924, Man Ray

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