Tu piel de salitre y bronce
rezuma el cabalgar de las olas,
hijo de mil mares,
de Océano,
de Neptuno,
nacido del ónfalo de una diosa serpiente.
Hoy vengo a adorarte
como Nereida amorosa,
a entregarte mi cuerpo,
a enredarme en el tuyo con cola de tritón,
y de estas aguas profundas
que el insolente Céfiro acuna,
a sentirme su reina.
(Mayte Dalianegra)
Pintura: “La vague” (La ola), Guillaume Seignac