sábado, 4 de diciembre de 2010

TU MIRADA


Exhalaba el día su embriagador aliento a jazmín y hierbabuena
cuando la albura se evaporaba en un mar de oscuridades,
en las postreras horas de la tarde, aquéllas en las que Orión
asaetea gacelas y, ahíto de rumiar su gloria,
escupe fuego sobre la aljaba de Artemisa.

Fue durante ese tiempo que te cobijaste en mi regazo,
advirtiendo entonces el rubor que tintaba mis mejillas
ante tu escrutinio.

Cleopatra, con su untuosa sonrisa de miel y dátiles maduros,
jamás recibió de César ni de Antonio tal mirada,
jamás la reina de Egipto fue objeto de semejante acechanza, 
de ese deseo desenfrenado y ciego
que manifiestan quienes rotan su corazón en torno al sol,
quienes arden en la hoguera del delirio 
y renacen fortalecidos,
orgullosos de una pasión imperecedera.


(Mayte Dalianegra)

Pintura: "The finding of Moses" (El hallazgo de Moisés), 1904, Lawrence Alma-Tadema

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