viernes, 1 de julio de 2011

TODOS Y CADA UNO DE MIS DÍAS


Todos y cada uno de mis días
quisiera abrazarte como abraza la hiedra a una ceiba sagrada,
y beber de tu savia el tiempo antiguo
donde el hombre y la quimera se fundieron.

Todos y cada uno de mis días
quisiera despertar al nacimiento de la noche,
y ante el fragor de un mar rompiendo en el abismo,
pronunciar tu nombre con un eco infinito.

Todos y cada uno de mis días
quisiera ser fiel al claro pigmento de tus iris,
y ampararme en el ardor de tu boca,
y en el cuero de tus palmas encontrarme.

Todos y cada uno de mis días
quisiera ser tuya; de tu pecho, su sierva,
y de tu orgullo, su dueña.

(Mayte Dalianegra)

Pintura: “Vague et la perle” (“La ola y la perla”), 1862, Paul Jacques Aimé Baudry. Museo del Prado, Madrid
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