Roja como amapola crece el ansia
de mi sangre encendida al esperarte
y en pétalos de fuego el viento parte
preñado de una cálida fragancia.
Un aire marinero, una flagrancia
de sol y sal destruye al apartarte
un horizonte exento de estandarte.
Las amapolas dan tu resonancia.
Sólo las amapolas, pasionarias
del amor compungido de distancias
imposibles de andar y refractarias.
Y esos pétalos tiernos, sin ganancias,
vibrantes como labios puros; parias,
sólo besos al viento y arrogancias.
(Amílcar Luis Blanco)
Pintura: "Campo de amapolas", 1890, Vincent van Gogh, Gemeentemuseum Den Haag Collection, La Haya, Países Bajos