Un soneto me manda hacer Violante,
aunque no sea Lope, ni de Vega
apellidarme pueda, ni en la friega
de ansiar las distinciones arrogante
deba mostrarme, siendo una aspirante
como otra a convertirme, con entrega,
en trovador que el ánima sosiega
y arrulla el corazón más apremiante.
Poeta quiero ser de envergadura
—aunque el tiempo me mire en la distancia—,
poeta sin llegar a la locura.
Que codicio perderme en asonancia,
en consonancia hallarme la cordura
y en la pluma volcarme en abundancia.
(Mayte Llera, Dalianegra)
Pintura: “Schrijvend meisje” (Dama en amarillo escribiendo), 1665-1670, Johannes Vermeer. Galería Nacional de Arte de Washington D. C.