Suya es la mano
que empuña el hacha,
que amuela su filo
con un esmeril hambriento,
para balancearla después
y sopesar su gravedad
y su parábola,
el arco triunfal bajo el que desfilarán
potros empenachados con lutos.
Suya es la mano embozada
en el sigilo lacio de los sicarios,
consagrada a estimar los ejes precisos,
la oportuna alineación
entre el acero y tu cuello,
y va a talar en él un brote tierno,
una yema temprana,
pero no es el verdugo.
(Mayte Llera, Dalianegra)
Pintura: "La ejecución de Lady Jane Grey" (1834), Paul Delaroche. National Gallery, Londres