sábado, 12 de febrero de 2011

VOLVERÁS A MÍ


Mis manos, las manos
que te tantas veces te acariciaron,
las manos
que tantas veces dibujaron tu contorno
a lo largo de nuestra adolescencia,
aprietan las ansias de tenerte como entonces.

Yaciendo a tu lado
—durante el duermevela nocturno—,
te sueño
con brasas fundidas
en el crisol de una luz pálida
y limpia,
de una luz
que me restituye
el sol de la alegría
y la esperanza
de que vuelvas
al encuentro de lo que fuimos,
que vuelvas
con la mirada saciada de constelaciones,
con la nuca envanecida por el amor que te rindo,
con la boca fragante
de selvas y de bosques.

Anhelo, intuyo, creo, sé,
que volverás a mí
con el centelleo del rayo,
y tus brazos y tus piernas
y tus ojos y tu boca
se enredarán en mi tronco de sauce
como unas ávidas hiedras,
nutriéndose de mi savia incandescente,
inflamable,
mientras una llamarada incendia
la ternura del beso.

(Mayte  Llera, Dalianegra)

Pintura: “Apolo y Dafne” (1908), John William Waterhouse
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