jueves, 24 de enero de 2013

BABEL

A un hombre que hablaba tanto, que no decía nada

Elevas la torre de tu vanidad
hasta que tus yemas rozan
los nimbos que en lo alto moran,
y subes y subes, y subes
sobre el eco de tu voz,
retornándote la música
que tu garganta tañó
como afinada campana,
como templado tambor.

Y hablas y hablas, y hablas
atento al timbre metálico
que tu laringe exhaló,
y entre tanto declamar
para escucharte a ti mismo,
ni te entiendes tú,
ni te entiendo yo.

Mayte Dalianegra

Pintura: “La Torre de Babel”,  Pieter Brueghel, Kunsthistorisches Museum, Viena
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