Dormito bajo el oro,
maleable y dúctil,
que baila su luz vespertina
en esta jornada primaveral
cuya pupila languidece.
Dormito y te sueño
(con los ojos cerrados,
con los ojos abiertos),
entre sábanas embebidas de lascivia,
narcotizada por el recuerdo de tu imagen
bidimensional, ejecutando,
con destreza de jaguar,
una danza de sinfonías verticales.
Así te sueño, regocijada
en la morfología de las rosas,
y confundo tu cuerpo con mi cuerpo,
tu mano con la mía,
tu aliento con el vaho que empaña
mis espejos.
Dormito y te sueño,
y ese confín remoto
donde tu corazón palpita,
puedo alcanzarlo ahora
con sólo abrirme
a la cascada lujuriante de mis goces.
(Mayte Llera, Dalianegra)
Pintura: “Abanico”, Soledad Fernández
Música: Somewhere only we know, Keane