A tu arrullo acudo,
palomo, palomo esquivo,
a tu galanteo, que se alza
en vuelo en cuanto aparezco, negando a la tierra
el fértil sustento, sumiendo los suelos
en tentáculos áridos de crueles desiertos.
A tu arrullo acudo,
aun cuando
mis alas se hallen recortadas,
aun cuando
mis fuerzas conozcan derrota.
Ay, palomo esquivo,
nunca supe de otro de tan regio vuelo,
nunca supe de otro volando
tan lejos.
(Mayte Llera, Dalianegra)
Pintura: “El regreso de la paloma del Arca” (1851), John Everett Millais