Cuando el cielo sonríe
y nos regala
sus ángeles,
las ventanas se nos abren en el pecho
con la delicadeza de no clavarnos
sus goznes;
su apertura es vaporoso aleteo de mariposa.
Sus diáfanas hojas son ícaros
levantando el vuelo
hasta capturar el oro del sol
y disfrazarse de espejos.
Así salimos
al encuentro de lo dérmico:
con la timidez de la sorpresa
soldada a las manillas.
Las ventanas,
entonces, se convierten en ojos.
(Mayte Llera, Dalianegra)
Pintura: “Doña Ana”, Alberto Donaire
Música: "C'mere", Interpol