martes, 4 de febrero de 2014

NADIE


Rebasada la adultez,
conozco ya la esquina
por donde nace el sol
y la esquina por donde su luz
se extingue.

El orto de una estrella
no me resulta ya un suceso indiferente.

Aún quedan muchas letras
en el fondo taciturno de un tintero,
aún quedan,
y espero que algunas hojas
todavía por arrancar del calendario.

Tal vez también me aguarde,
de vez en cuando, una sorpresa,
el hallazgo fortuito
que me resuelva
un, hasta entonces, irresoluto misterio,
o la caricia de un viento
imantado de intenciones nuevas.

Y de esa abigarrada maraña
de neuronas,
dispuestas en meticuloso desorden
dentro de mi cabeza,
continúan emanando ideas nítidas,
lo blanco, blanco, lo negro, negro,
y entre ello, la plata del gris.

Nadie va a decirme
cómo tengo que hacer esto o aquello,
qué tengo que pensar o que decir
sobre esto o aquello.

Nadie,
pues conozco ya la esquina
por donde nace el sol
y la esquina
por donde el sol se extingue.

Mayte Dalianegra

Pintura: "Mirando al fondo del Valle de Yosemite" (1865), Albert Bierstadt
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sábado, 1 de febrero de 2014

LOS ÁNGELES EXISTEN


Los ángeles existen
—y aunque no lo creas,
aun cuando lo que digo suene
a arrogancia ampulosa y vana—, soy
uno de ellos,
uno de esos como los que Abott Thayer
y Rilke abocetasen con pincelada y palabra,

y estoy aquí, mientras la luna
deshoja sus párpados,
para salvaguardarte del miedo a vivir.

(Mayte Dalianegra)

Pintura: "Un ángel", Abott Thayer
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martes, 28 de enero de 2014

ELLOS


Ambos se reflejan el uno en el otro,
se miran desde la cercanía de sus bisagras
y se acarician los labios
con ese terciopelo, suave y dúctil,
que es el silencio nocturno.

Entretanto,
uno de ellos hace juegos malabares
con un colgante que le pende del cuello
—quizás alguna estrella fugaz
de paso por la constelación de Orión—,
el otro observa sin emitir sonido alguno.

Son tímidos,
no se atreven a decirse
que, si pudieran,
se devorarían las bocas como fieras salvajes
hambrientas de celo,
que, si tuvieran valor,
se arrancarían las ropas a jirones,
se devastarían las pieles
en el azogue del espejo
y rodarían por la alfombra voladora
de Salomón,
mientras el viento los transportase lejos,
muy lejos.

Mayte Dalianegra

Pintura de Beata Chrzanowska
Safe Creative #1202281214599

VIVIR


Vivir no dispone
a la comodidad, a la simplicidad,
a la sencillez.
Vivir es un acto de rebeldía
contra los agujeros negros
hambrientos de materia.

Nada se nos regala,
nada se nos concede ni se nos gratifica.

Nacemos entre heces
de parturienta y entre heces
solemos enfilar el rumbo.
Esta vida no es sueño
—aunque los sueños, sueños sean—,
afirmo negando a Calderón,
ni tampoco es muy larga,
ahí T.S. Eliot, también se equivocó.

Mayte Dalianegra

Pintura: “Las tres edades de la mujer” (1905), Gustav Klimt
Safe Creative #1202281214599

miércoles, 22 de enero de 2014

RAMA DE ÁRBOL


Fui rama de árbol
sin fronda,
sin tronco,
sin maraña de raíces.

Vivía de forma epifita
de la soledad del aire.

Pero llegaron los vientos cálidos, las lluvias
que me inseminaron con el centelleo
del rayo,
y hoy soy
una de tus manos,
uno de tus pies.

Soy rama de árbol,
fronda, tronco, raíces;
y tú,
rama, fronda, tronco, raíces.

(Mayte Dalianegra)

Pintura: “La familia de árboles” (1922), Felix Vallotton
Safe Creative #1202281214599

martes, 21 de enero de 2014

APARECISTE

Bebía del cáliz
de la tristeza,
de ese grial sacralizado
en altares solitarios.

Bebía la niebla de las tardes grises,
la lluvia fría y fina
que la rueca del invierno
con  mano paciente hilaba,
y elevaba mis palmas abiertas
hacia el cielo,
en infructuosa espera
de alguna divina providencia.

Entonces,
en un instante tan fortuito como súbito,
apareciste.
No vislumbré en aquel momento
—ni siquiera hasta bastante después—
el alcance de nuestro
encuentro, pero apareciste.
No portaban tus manos
el disco solar de Atón,
ni irradiaba tu testa aura alguna.
Eras un hombre
en apariencia como tantos otros,
mas no lo eras, mas no lo eres,
pues contigo,
los inclementes hielos
se trocaron
en campos de ranúnculos.
Contigo se instaló en mí la colorida primavera.

(Mayte Llera,  Dalianegra)

Pintura: "Flora" (1894), Evelyn de Morgan
Safe Creative #1202281214599
Música:"Come a little closer", Cage the elephant

sábado, 18 de enero de 2014

NO QUIERO ESTAR PODRIDA DE NEUTRALIDAD


No quiero estar podrida
de neutralidad
y cerrar los ojos, y cerrar la boca,
cuando entonen
el salmo de la injusticia.

No quiero,
por más que mi espalda
reciba del flagelo cortesía,
por más que el precio se pague
en amigos que encuentren otro rumbo.
Por más que giren llaves
blindando cerrojos.

No quiero estar podrida
de neutralidad.
No quiero. 

Mayte Dalianegra

Pintura: "Zenobia", Herbert Schmalz (1856 - 1935)
Safe Creative #1202281214599

viernes, 17 de enero de 2014

PALOMO ESQUIVO

A tu arrullo acudo,
palomo, palomo esquivo,
a tu galanteo, que se alza
en vuelo en cuanto aparezco, negando a la tierra
el fértil sustento, sumiendo los suelos
en tentáculos áridos de crueles desiertos.

A tu arrullo acudo,
aun cuando 
mis alas se hallen recortadas,
aun cuando 
mis fuerzas conozcan derrota.

Ay, palomo esquivo,
nunca supe de otro de tan regio vuelo,
nunca supe de otro volando
tan lejos.

(Mayte Llera, Dalianegra)

Pintura: “El regreso de la paloma del Arca” (1851), John Everett Millais
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domingo, 12 de enero de 2014

CICLO ETERNO


Cuando el tiempo de la noche
se extingue apuntando al alba,
la madrugada se tiñe de azul cobalto,
descollando entre las crestas umbrías
de las techumbres.

Nace entonces un sol de otoño
apagado de arrebatos,
de amantes despidiéndose de sueños
hidratados en suspiros.

La vida rota sobre su eje
y, como siempre, retoma el rumbo
de una apática estrella de luz cansina.

Nada sorprende ya a las desgastadas
pupilas de la memoria,
todo culmina como todo empieza,
con la rutina habitual
del quehacer doméstico,
con la preocupación baladí
por aquello que no sobrevivirá al momento
y con la indolencia de asistir, un día más,
a la desaparición de nuestro propio e íntimo evangelio.

(Mayte Llera, Dalianegra)

Pintura: “Le mouvement perpetuel” (El movimiento perpetuo), 1935, René Magritte
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viernes, 10 de enero de 2014

SIESTA


Dormito bajo el oro,
maleable y dúctil,
que baila su luz vespertina
en esta jornada primaveral
cuya pupila languidece.

Dormito y te sueño
 (con los ojos cerrados,
con los ojos abiertos),
entre sábanas embebidas de lascivia,
narcotizada por el recuerdo de tu imagen
bidimensional, ejecutando,
con destreza de jaguar,
una danza de sinfonías verticales.

Así te sueño, regocijada
en la morfología de las rosas,
y confundo tu cuerpo con mi cuerpo,
tu mano con la mía,
tu aliento con el vaho que empaña
mis espejos.

Dormito y te sueño,
y ese confín remoto
donde tu corazón palpita,
puedo alcanzarlo ahora
con sólo abrirme
a la cascada lujuriante de mis goces.

(Mayte Llera, Dalianegra)

Pintura: “Abanico”, Soledad Fernández
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Música: Somewhere only we know, Keane

jueves, 9 de enero de 2014

LA AMISTAD


La amistad no viaja en buque de guerra
ni en carguero atestado,
tampoco en navío con mil pasajeros,
pues, de hacerlo, correría
la suerte del Titanic.

La amistad no conoce fenómenos
como las redes sociales
—de designio incierto—,
ni sabe de otra cosa
que hinchar el velamen de la barca
donde navega la entrega sincera,
ni sabe de más compromiso
que remendar esa vela
cuando la rasgue el tifón del arrebato.

(Mayte Llera, Dalianegra)

Pintura: “Cosiendo la vela” (1896), Joaquín Sorolla y Bastida. Museo de Arte Moderno Ca´Pesaro, Venecia, Italia
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miércoles, 8 de enero de 2014

TE DABA CUANTO TENÍA


Te daba cuanto tenía
y nada querías tú,
y nada me dabas tú,
mientras yo todo quería.

Mayte Dalianegra

Pintura: "Joven griega", John William Godward
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¿ADÓNDE?


Los astados —con su imponente
fuerza motriz—
han derribado la valla,
han devorado el sembrado.

Del arbusto
que antes crecía con vigor,
queda una raíz desnuda
—descarnada hasta la médula—
contemplando la indigencia de su reflejo
en un charco.

¿Adónde los tiempos felices,
adónde?

¿Adónde aquel amor poderoso
que hincaba mis rodillas
ante la divina llama de su altar?

¿Adónde va el río
que en el mar de mi agitación
halla su desembocadura?

Los toros van y vuelven
—rubios como el ámbar del otoño—,
clavando las pezuñas
en la hierba jugosa,
a un trote ufano y raudo
que devasta la dehesa.

¿Adónde van los toros,
adónde las tormentas?

¿Adónde va la luz
cuando la noche
alza el vuelo con sus alas de cuervo?

¿Adónde van mis manos ahora
que están yermas?

(Mayte Llera, Dalianegra)

Pintura: “Castaños”, Walter Zuluaga

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lunes, 6 de enero de 2014

TUS OJOS ERAN LOS MARES


Tus ojos eran los mares
por los que yo navegaba,
mas naufragaron mis barcos;
toda yo quedé encallada
en el roquedal siniestro
de esa playa mercenaria
del desconsuelo y la angustia.

Varada en la sinrazón
que me separó de ti,
ya se quemaron mis naves,
ya nunca podré volver
a surcar tus oleajes.

(Mayte Llera, Dalianegra)

Pintura: La mujer en las olas (1868), Gustave Courbet
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ESTOS BRAZOS


Estos brazos que antes fueron
abanico de esperanza,
que a las horas,
esperándote, se abrían,
ya son remos de un navío
que se aleja de tu piélago.

Y estos ojos
que tu risa reflejaron,
hoy agonizan llorándote.


(Mayte Dalianegra)

Pintura de Aleksandra K. Nowak.
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jueves, 5 de diciembre de 2013


Tú, desde la cima
de tus pupilas verdemar,
arribas a mi orilla el buque
de la esperanza.

Con un leve parpadeo
ciñes mis sueños ensogándome
a tu aliento, al vigoroso hálito
de tus suspiros marinos.

Tú, poderoso dueño de tritones
y nereidas,
qué bien te has guarecido
bajo el salobre océano de los besos;
llegas desplegando el velaje
de mi risa y devolviéndome
la alegría cantarina de las cítaras.

En el crisol de tu abrazo
se funde mi pecho.

(Mayte Llera, Dalianegra)

Pintura: "La sirena" (1888),  Edward Armitage. Galería de Arte de la Ciudad de Leeds

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martes, 3 de diciembre de 2013

CONTIGO


La luna
—espejo solar —
a voluntad del astro rey
se somete,
no bien las sombras
velan el dorado fulgor;
vedados su voz
y su albedrío.

Ella
—emperatriz de la noche—
no puede obedecer
otro designio
ni puede elegir
otro destino.

Ella
no puede reemplazar
a su tiránico señor
ni renunciar al vasallaje
de su brillo,
anclada eternamente
a su futuro.

Pero entre los mortales,
que bajo el blanco manto
de su luz,
yacen abandonados
al reposo nocturno,
nada ni nadie resulta
indispensable,
todo y todos
somos prescindibles,
como peones de ajedrez
que cuando uno cae,
otro lo sustituye.

Así también
el objeto de mi amor
podría mutar
de nombre y apellido,
mas me quedo aquí,
contigo.

(Mayte Llera, Dalianegra)

Pintura: “Diana como personificación de la Noche”, Anton Raphael Mengs
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viernes, 29 de noviembre de 2013

UN BESO


Hoy te envío un beso 
en esta carta.

Un beso con alas,
un beso volador,
un beso de algodón de azúcar
con sabor a feria zíngara.

Te lo envío envuelto 
en mis mañanas frías
y en mis tardes cálidas,
también en mis noches mágicas 
plateadas por la luna.

Mas no quiero 
que esté solo 
este beso de azúcar,
no quiero 
que impar se sienta;
así habré de enviarte
más besos 
que lo acompañen,
besos de nata y de fresas,
de miel 
y garrapiñadas,

besos que endulcen 
tu boca,
esa boca tan amada.

(Mayte Llera, Dalianegra)

Pintura de Renata Domagalska

Música: "Hold me, thrill me, kiss me, kill me", U2



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martes, 26 de noviembre de 2013

A VECES QUISIERA


A veces 
quisiera no quererte tanto,
ni morir como el sol cuando llega
el ocaso
al cerrar la cancela del jardín prohibido.

Quisiera también
ser como las flechas veloces y audaces
que lanza Cupido,
y llegar tan presta a beber tu boca
como llega el día tras la oscura noche.

A veces quisiera no quererte
¡tanto!
pero nace en mí el oculto deseo
de ser satélite 
orbitándote.

Quisiera, a veces, olvidar tus rasgos,
cegar el espejo donde veo tus ojos.
Mas ya no hay remedio,
por más que implore a dioses y a santos.

Mayte Dalianegra

Pintura: “Tristán e Isolda” (1912), John McKirdy Duncan

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lunes, 25 de noviembre de 2013

COMO MERCURIO


Te enamoraste
y no te percataste
de su capacidad cerebral
ni de la hermosura de sus rasgos,
ni de la armonía de sus músculos,
ni tan siquiera de la bondad
que dimanaba de su corazón.

El amor no es un agrimensor,
es solamente
—como Mercurio—
el mensajero de los dioses.

(Mayte Llera, Dalianegra)

Pintura: "El juicio de Paris" (1639), Peter Paul Rubens. Museo del Prado, Madrid
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martes, 12 de noviembre de 2013

SIN PERDÓN

Los días no perdonan
el sutil terciopelo de las rosas,
y ni auxiliarlas puede
la húmeda caricia del rocío.

Así los años
tampoco perdonan
la tersura en nuestras pieles,
y nos marchitamos
—como las rosas—
y nos hacemos falibles
ante el incesante flujo del segundero.

Camina con nosotros
el sosias que vemos reflejado
en el espejo,
se nos parece tanto…
y en tanto se nos diferencia…
una sombra es de lo que ayer fuimos.

Caminan nuestros pies
sin atisbar su rumbo,
siguiendo los sinuosos trazados
de un destino que se bosqueja
a cada paso,
y que ninguna sibila descifra.

Caminamos descalzos
y desnudos,
despojados de tutelas
—al desamparo de tifones y tormentas—,
sin hallar nunca el perdón a nuestros errores,
y sin que nuestros errores jamás nos perdonen.

Mayte Dalianegra

Pintura de Manuel Núñez
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jueves, 7 de noviembre de 2013

MIENTRAS DUERMES

Mientras duermes
sumergido entre brumas,
el veloz cometa del deseo
te cruza las órbitas,
cautivas bajo esa clausura de luces
y realidades
que la penumbra ocasiona.

Mil y una tentaciones
asaltan tus ojos marinos,
mil y una fantasías de faunos,
centauros, ninfas, lamias
y otras criaturas de libido generosa.

Mientras duermes,
esas mariposas que sientes aletear
dentro del estómago
cuando estás conmigo,
se nutren de raíces de mandrágora
hasta sucumbir a la narcosis.

Ellas no pueden elegir,
tú tampoco,
te has convertido en un esclavo
y tus sueños imponen
su dominio incorpóreo.

Mayte Dalianegra

Pintura:”Sueño de amor”, Alberto Pancorbo
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jueves, 17 de octubre de 2013

YA NO ERAS TÚ

Estabas en la urna
de un museo,
ovillado ante un dolor
incomprensible;
tampoco comprendía
mi mirada, recorriendo
de tus patas a tu hocico.

Ya no eras tú,
ya no eras aquél
que se retorcía
bajo el telúrico fuego,
ya no eran tus huesos,
ni el pelaje,
corto y lustroso,
que un día
mano humana acariciara.

Sólo un recuerdo
vaciado en yeso eras,
un recuerdo prendido
en esa línea temporal
que trueca en remoto aquello
que antiguo es solamente.

Ya no eras tú,
fiel guardián
del patrimonio ajeno,
abandonado al designio
de los hados,
para cumplir tan cruel
misión postrera.

No llores tu abandono,
perrillo pompeyano
—sufriste el mismo sino
que los demás esclavos—,
ya tienes nueva casa,
y nuevos dueños tienes,
aunque ahora, no seas tú.

Mayte Dalianegra

Ilustración: fotografía de mi autoría,  de un calco de yeso del perro hallado en la Casa de Orfeo o de Vesonius Primus, en Pompeya. Museo de Boscoreale, provincia de Nápoles
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martes, 24 de septiembre de 2013

LAS MUJERES COMO YO


Las mujeres como yo
no son de gélida escarcha,
nosotras fuimos forjadas
entre lava vesubiana.

Las mujeres como yo
no son de resina antigua,
ni de espejo veneciano,
nosotras somos pavesas
de ese fuego que el crisol
del tiempo futuro inflama.

Las mujeres como yo,
a menudo se equivocan
y se enamoran de alguien
que vale menos que nada;
pero cuando eso sucede,
nos resarcimos en brazos
de quien valore el amor
que emane de un corazón
honesto, sincero y puro.

Mayte Dalianegra

Pintura: “Hebe”, Carolus Duran (1837 – 1927). Palacio de las Bellas Artes de Lille, Francia
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jueves, 12 de septiembre de 2013

LLEGA EL OTOÑO


Llega el otoño,
con su voz cobriza,
consumiendo las hojas
en las arboledas.

Llegan las luces pálidas,
los breves atardeceres
de plata y de oro,
los vientos que amenazan,
con furia tan siniestra
como obstinada,
las lágrimas —ya no furtivas—
de la lluvia fría,
y el corazón que late,
lamiendo con codicia
la fronda de perdidas primaveras.

Añoro los hijos que no tuve
y, por añorar,
hasta los paraísos
que nunca vieron mis ojos
y que posiblemente ya nunca verán.

Añoro también las margaritas,
siempre risueñas,
desbordadas de inocencia,
la lozanía de las rosas
—desnudas ahora de pétalos—,
y el perfume ambiguo
del heno
que niquela la luna estival.

Llega el otoño,
vistiendo de plomo las mañanas
y abriendo la puerta
a la esperanza de un futuro verdor.

(Mayte Llera, Dalianegra)

Pintura: “Abetos rojos en otoño” (1889), Vincent Van Gogh. Museo Kröller Müller, Otterlo, Holanda
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Música: "If today was your last day", Nickelback